¿Quien eres?[Alice J.]

Observo a Kayla acurrucarse bajo la manta de lana gruesa y desteñida y sonrio, pasando mejor la manta por sus hombros flacos y huesudos. Se acurruca unn poco más, haciendose un ovillo, como un cahorrillo en busca del calor y no puedo evitar sonreir levemente. -Duerme, enana.. susurro en voz muy bajita cuando veo que sus ojos se abren unos segundos y me miran intensamente. Le doy un beso en la frente y los vuelve a cerrar. Paso unos minutos largos allí, en silencio, sentada en el borde de la cama hasta que finalmente vuelve a dormirse. Vuelvo a arroparla, pasando tambien mi manta por encima de su cuerpo, algo más fina que la suya y salgo del cuarto, cerrando la puerta sin hacer el menor ruido tras coger una muda de ropa con la que cambiarme. Gabi ya se ha ido hace rato. Lo he oido desde el cuarto. Siempre se va temprano, antes de que el sol salga incluso. Luego aparece a mediodioa con una red llena de peces, desaparece y vuelve por la noche.
Paso por el baño, enjuagandome la cara con algo de jabón de grasa y me aseo con agua fria. Es la mejor manera de eliminar los restos del sueño que quedan en mi cuerpo.
Me cambio de ropa, dejando el camisón largo y gris -algún día en su tiempo fue blanco- doblado encima de la cómoda.
Paso por la cocina, sirviendome medio vaso de leche, cortando medio panecillo aderezado con sal y algas y me lo como en dos bocados. Escucho los quejidos de mi madre en su cuarto. No es de extrañar. Vivir en una casa justo al lado del mar, con el viento y el frio del agua que escala por las rocas y se cuela por los resquicios de las grietas de casa, hasta llegar a los huesos, no es que sea muy bueno para su pobre reuma. Lo hemos hablado a veces, mudarnos a una casa algo más centrica, mñas alejada de la orilla del mar para que pueda curarse, pero ella es terca como una mula. Asegura que los mejors años de su via los ha pasado en esta casa y que por nada del mundo la dejaría. Incluso papá, que ha nació entre estas paredes estaba dispuesto a marcharse a un lugar mejor, pero ella no. En el fondo la entiendo. Estas cuatro paredes han vivido tantos buenos recuerdos...
Salgo de casa, sonriendo en cuanto el aroma a salitre del mar me envuelve y apoyo mis manos en la barandilla de madera que rodea la casa en un vago intento de porche de madera descolorida. Observo unos segundos el mar que se pierde a lo lejos y sonrio brevemente. De pequeña solia preguntarme si había algo más lejos del mar. Una tierra diferente donde la gente viva libre. Pero luego comprendí que no habia nada. Si lo hubiera... ¿Porqué no vienen a ayudarnos?
Enrosco a mi cintura el cinturón de cuerdas trenzadas, con la red fina que llevo siempre conmigo y me ato a la espinilla el viejo cuchillo desgastado. No tiene punta ni está afilado, pero va perfecto para despegar los moluscos de las rocas.
Tomo el sendero de hierbas aplastadas que sale de la casa y sigo otro sendero más estrecho que baja por el acantilado. Paso un buen rato descendiendo por las rocas, aferrandome a los salientes para no caerme. He hecho esto tantas veces que podria escalar la pared de roca que separa mi casa de la costa con los ojos cerrados. Finalmente, mis pies tocan la arena de la playa y me agacho, sacandome los desgastados zapatos, guardandolos en en la red para que me dejen las manos libres. Tardo poco en dejar que las olas me relaman los pies y camino un poco hasta que el agua me llegue por los tobillos. Siempre he pensado que no hay nada mejor que caminar descalza por la playa.
A un par de kilometros de esta zona hay una buena piña de rocas de la cual siempre logro sacar unos cuatos y abundantes kilos de lapas. La sopa de lapa, con su toque salado es una de las cosas que mas me gusta. Sentarme en la alfombra del salón con un cuenco de sopa de lapa, Kayla a mi lado y el tio Ben contando historias.... Jamas lo cambiaria, y no quiero que eso se pierda.
Finalmente y tras un paseo lento y relajado, llego a las rocas. Trepo por ellas con facilidad, asegurando mis dedos en los huecos humedos de la roca. Las olas rompen contra el cortaolas natural, lo cual hace que aqui haya un ecosistema de bichos monumental. A veces las olas traen consigo algun pez que se queda atrapado entre las rocas, coleteando por volver al agua. Veo un movimiento a lo lejos que me llama la atención y me agacho un poco, escondiendome tras una roca, observando con detenimiento y desconfianza.
-¿¡Qui-Quien hay ahí!? grito mientras tanteo para asegurarme de que el cuchillo para despegar moluscos estña atado a mi pierna. Solo para asegurarme, por si las moscas. Nunca se sabe ya de quien te puedes fiar en estas épocas. Desde luego, no pienso atacar a nadie, no voy por ahí con esa idea, pero es mejor ser precavido. Me asomo un poco más por la roca, lo justo para mirar a la chica que hay allí. No parece peligrosa... -¿Quien eres? pregunto, tratando de que mi voz no suene temblorosa ni asustada, pero la verdad es que algo lo estoy. No suelen venir muchas personas por aqui, básicamente, porque está a dos horas del pueblo más o menos.

Estaba claro que lo suyo era la pesca, aunque lo que realmente se le daba genial eran las trampas, esconderse.Hoy estaba empezando a ser como otro día cualquiera, sólo con una única diferencia que hoy era día de pesca.Las cosas no estaban del todo bien, no era que se estuvieran muriendo de hambre, pero quedaba muy poco para rozar aquella situación, aunque para ella siempre era lo mismo.
Bajó a la orilla del mar, preparada con su caña de pescar, sus redes y un cuchillo para poder matar a los peces que conseguía pescar y llevarlos directamente a casa. Una vez allí dejó las cosas detrás de una roca y empezó a dar saltos encima de ellas, de un lado para otro, con total rapidez. Era astuta, y muy escurridiza, había que admitir que Alice sabía lo que se hacía.

Escuchó unos pasos que se acercaban: 'qué raro, normalmente no solía haber nadie por estas zonas' Se paró a pensarlo por unos segundos, pero no le dio importancia seguramente era el sonido de las olas que la aturdían y escuchaba lo que no era. Ella siempre solía ir tan lejos a pescar pues allí se conseguían los mejores peces que podrías encontrar, digamos que aquel era como su lugar secreto, al que de vez en cuando solía ir con Andy y Jared, pero hasta ahora no había visto a nadie por aquel lugar.

Ya no eran solo los pasos, empezó a escuchar una voz.¿Una chica,quién además de Alice se conocía aquel lugar? Bueno, mientras no hiciera daño alguno o no la delatara tampoco podría pasar nada malo.El momento de la sorpresa se lo llevó cuando se tropezó con ella, una chica con un pelo anaranjado piel clara y unos ojos claros.Jamás la había visto.Seguro que era de su distrito pero hasta ahora nunca se había cruzado con ella, había que admitir que era guapa. Le preguntó que quién era, eso mismo se preguntaba ella. Le sonrió y respiró aliviada.

-Qué susto me has dado, pensaba que era algún agente de la paz buscando pelea, claro que no me habría importado reírme de él.-Alzó la mano y se echó a reír, mientras se subía a la roca más cercana de ella de un salto para poder facilitar las cosas.-Alice Jonhson, un placer.¿Y tú cómo te llamas? Pensé que era la única que conocía este lugar, hasta ahora lo llamaba ' mi guarida'-Parecía amable, pero aun no estaba del todo segura, claro que...¿para qué iba a querer desconfiar de una chica que seguramente sería de su misma edad? no tendría sentido alguno.Si una de las virtudes que Alice tenía, era de caer bien a la gente y saber ganarse las amistades.
Era verdad, por un momento se había parado a pensar que tal vez era algún agente que la había estado siguiendo y venía a detenerla o a hacerle algo peor.Normalmente ella era consiente de que se arriesgaba mucho al salir tan lejos para conseguir comida.¿Pero acaso este distrito no era el de la pesca, entonces qué mal podría estar haciéndole a nadie? Sinceramente Alice no solía tenerles miedo, es más siempre había tenido las ideas claras: 'Si hubiera alguna revolución por parte de los rebeldes, yo me uniré a ellos'. Fueran cuales fueran las consecuencias, ella siempre defendería a su distrito, todo fuera por destruir al capitolio o dejarle en evidencia.Le encantaría poder verlo algún día.

Observo a la chica uos segundos, todavía agazapada en mi posición como un animal salvaje a punto de atacar. La miro, de arriba a abajo y entonces me pongo en pie cuan larga soy. Gabriel siempre dice que mi altura impone a la gente. No es normal encontrarse a chicas de mi edad tan alta, y eso es un plus, o al menos eso dice, para imponerme. Pero tampoco quiero parecer imponente, simplemente quiero dar la imagen de no estar asustada. La escucho, mirandola fijamente. -No soy ningun agente de la paz... añado tras unos segundos, aunque creo que eso es evidente por mi aspecto, pero bueno, es ,mejor dejar las cosas claras. Así que hay mas gente que conoce estas rocas... La verdad es que es una sorpresa. A ver no son dificiles de localizar ni nada, lo que pasa es que estan lejos del pueblo, y la gente no suele irse tan lejos porque precisamente puedes meterte en problemas con los que visten de blanco. -Me llamo Mekare... Mekare Northman... digo a media voz tras unos minutos de lucha interna conmigo misma pensando o no is es buena idea decirselo. Al final se lo digo, porque ella me ha dicho el suyo, y esa minima muestra de confianza merece ser devuelta. Me suena de haberla visto alguna vez. Suelo fijarme en la gente las pocas veces que bajo al pueblo. De vista, la verdad es que conozco a todo el mundo.. pero me se el nombre de dos o o tres.
Ahora seria el momeno perfecto para soltar la frase de -Pero mis amigos me llaman Meka o algo por el estilo, pero para empezar, no tengo más amigos que mis hermanos, he pensado que los necesitaba, pero nunca he dado el paso por intentar conocer a alguien más. Y después esta el apodo de Meka. ¿Meka? Suena a.... a marca fe café. Y odio el café. Y eso que solo lo he probado un par de veces. Es de lo más amargo, por muchas cucharadas de azucar que le puedas echar, o aunque lo disuelvas con leche, sabe amargo. Finalmente decido avanzar un par de pasos hacia la chica. No parece peligrosa, y si lo es creo que me dará tiempo a sacarme el cuchillo de los moluscos que llevo atado, pero algo por dentro me dice que no voy a necesitarlo...
-Suelo venir mucho por aqui a buscar moluscos.... Mi madre los vende en la pescaderia del pueblo... comento dando otro paso, tanteando la situación. Tal vez la conozca, aunque viviendo en un distrito dedicado a la pesca, la mayoria de la gente tiene sus propias pescaderias, y vendemos nuestros productos a la gente que vive más al interior. -Pero eres la primera que veo que viene aqui, aparte de mi hermano... La gente no suele venir porque queda lejos... pero hay buenos bichos pegados a las rocas... A veces encuentro cangrejos reales... y ya sabes lo grandes que son... te puedes sacar un buen pellizco con uno de esos... aunque es muy raro verlos... decido callarme tras pensar que estoy dando demasiada información, ya sea de mi o de mi familia. Vale que me haya dicho su nombre, pero la chica es una desconocida para mi. Y aunque no me guste ese rasgo de mi personalidad, soy una persona un tanto desconfiada, pero reconozco que me encantaria tener una chica como amiga con la que poder hablar, o salir a pescar. Al menos no estaria la mayor parte del dia sola, porque Kayla prefiere quedarse en casa con Cob y Gabriel prefiere la pesca en solitario desde que el año pasado las garras del Capitolio se llevaron a un amigo el día de la cosecha..

En efecto , aquella chica parecía agradable, o al menos eso pensaba Alice.No era que ella tuviera un gran don para averiguar como era cada uno, pero al menos hasta ahora siempre había tenido buena suerte en escoger las amistades.No podía ser una mala chica, no si deambulaba por aquella zona como lo solía hacer ella casi a diario, pero por su aspecto se dio cuenta de que estaba asustada.Era verdad si ella hubiera sido un agente de la paz se habría dado cuenta enseguida, además por la vestimenta que llevaba, no se parecía en absoluto: llevaba un cuchillo para arrancar todo tipo de moluscos que encontrara escondidos en las rocas, y más objetos para su equipamiento de pesca.

Sonrió y decidió saltar a la misma roca que estaba aquella chica, estrechó la mano en señal de amistad, uno que la tranquilizara y le demostrara que era una simple adolescente, que no buscaba pelea, malos rollos ni nada por el estilo.No tenía intenciones de delatarla y mucho menos quitarle el lugar.Así era ella, decidida y lanzada, sin miedo alguno a lo que tuviera que enfrentarse, mejor morir intentando y defendiendo lo que es suyo y no morir sin ni siquiera haberse esforzado.

-Bien Mekara northman, es un placer conocerte.Y la verdad me encanta que haya sido aquí, uno de mis lugares favoritos.-Sacó la red que llevaba escondida en la mano izquierda y se la enseñó, no tenía nada que perder y además ¿qué mal podría hacerle ella? aunque se acabaran de conocer, las dos tenían algo dos cosas en común: buscar comida en lugares que nadie pensaría que sería perfecto y estar rodeada por el mar en un sitio tan tranquilo.Eso a Alice le gustaba.
-Me parece que tú y yo coincidimos en muchas cosas.¿Quieres saber dónde encontrar los mejores pulpos y ostras? justo detrás de aquellas rocas que ves ahí, siempre ahí y seguro que te pagarán muy bien por ellas.-Le guiñó el ojo y se echó a reír.Para ella los secretos dejaron de ser valiosos hacía mucho tiempo.Aunque a veces ese fuera tu mejor aliado, para que no vieran cual es tu punto débil, pero cuando se trataba de ayudar al resto, las normas podían desaparecer para ella.La acababa de conocer y ya le transmitía buenas vibraciones, aquella chica le caía bien.-¿Cómo es que no te he visto hasta ahora por el distrito?-El bombazo de la pregunta que estaba deseando hacerle, claro que en ningún momento pretendió ser grotesca ni cotilla, simplemente quería ser amable.Su voz seguía siendo la misma de antes, agradable y amistosa.

Escucho con atención sus palabras. Es agradable hablar con otra persona que no sea una vocecita en tu cabeza. O hablar con mis hermanos. Me gusta hablar con ellos.. pero no es lo mismo... A veces no...
No , necesito algo más, pero mi timidez no me lo permite.
Sonrio al cabo de unos segundos, casi sin darme cuenta. -Sí... la zona de las rocas está genial para los pulpos... aunque no se cazarlos muy bien... siempre acabo llena de tinta hasta las orejas... y no es facil de lavar, sobre todo del pelo..[/b] comento encogiendome de hombros. Finalmente doy un par de saltos por las rocas hasta quedar más cerca de ella. Parece una buena chica, y se está mostrando amable, así que ¿porqué no ser amable yo con ella? -Aunque prefiero las que están en la bahia que hay a quince minutos... pero si de verdad quieres buenos peces... estiro el brazo, señalando una pequeña isla a lo lejos. Más que una isla parece una acumulación de tierra y roca con arbustos y dos simples y cutres arbolitos. -A veces saco la vieja barca y voy hasta allí.... siempre suele haber bancos de atunes.. hay un rio que desemboca cerca de aqui, por lo que el agua está mezclada... les gusta este sitio... Suelen subir rio arriba y deambulan alrededor de la isla... Y creeme, son grandes... Mi hermano pescó la ultima vez uno que pesaba unos 20 kilos... trato de esquivar, de un modo sutil, la pregunta de que no me ha visto por el distrito, hasta que finalmente, decido hablar de ello. -No suelo bajar mucho... me gustan más los ambientes tranquilos... estar entre mucha gente me agobia... Bajo muy poco.. para llevarle los peces frescos a mi madre pero... prefiero estar por las playas y las rocas... vuelvo a encogerme de brazos de nuevo, sonriendo, rebuscando en uno de los bolsillos del pantalón corto que llevo hasta dar con una cinta estrecha y fina, haciendome un moño desarreglado, lo suficiente para que el pelo no me tape por completo la cara, pues aqui en las rocas el viento se nota más, y no me gusta masticar mi propio pelo. -¿Tú vives allí? ¿En el puerto?... Apenas conozco gente.... Los chicos de la escuela a la que fui.. pero poco más... me gusta pasar desapercibida.. digo mientras miro entre las rocas a ver si hay algun que otro cangrejillo despistado que llevarme a la red.

Quería echarse a reír, no era porque aquella chica le resultaba cómica ni se quisiera reír de ella, simplemente porque le recordaba a cuando ella era más joven y empezaba a pescar, no tenía ni idea de como limpiar los moluscos ni como quitarle las espinas a los pescados a la hora de venderlos.Hasta ahora nunca había hablado con otra persona que no fueran su familia y sus amigos de la infancia.Jamás se había parado a hablar con un desconocido, bueno ahora se podía decir que era un ' no desconocido'
Sus dudas empezaron a aclararse cuando aquella joven empezó a explicarle que muy pocas veces salía por las calles del distrito, que le gustaba estar más tranquila, era por eso por lo que nunca antes había conseguido ver a aquella chica, pero lo lamentaba: realmente empezaba a caerle bien.

-Te entiendo muy bien, tengo a unos amigos que te caerían genial un día me encantaría presentártelos.Aunque normalmente a mi también me encanta venir por esta zona, yo sola, me relaja.Nunca viene del todo mal ¿eh?- Ahora se sentía más tranquila, más segura al ser consciente de que aquella chica no suponía ningún peligro. Pensaba en lo que le acababa de decir, en presentarle a Jared a Andy, a Alexander.... no estaba del todo segura si aquello estaba sonando demasiado precipitado, pero era la verdad, ellos eran muy buenas personas y seguro que les caerían bien.-Con menuda pieza te has tropezado, espero que nos podamos llevar bien, tranquila, se escuchar a las personas.-¿Un consejo o una advertencia? más bien lo primero, era una de las cosas que más le gustaban.Le daba igual que la acabara de conocer, no eran buenos tiempos para desperdiciarlo perdiendo buenas oportunidades.Retomó de nuevo la conversación que habían tenido al principio: los pulpos.
-Yo te puedo ayudar, tranquila, al principio cuesta pescarlos pero en cuanto le pillas el truco es lo más sencillo del mundo.Pero aquellos ricachones a veces te toman el pelo y no saben valorar realmente los buenos alimentos.Dime...¿has estado alguna vez en el capitolio?-Aquella última frase parecía como si hubiera soltado veneno por la boca, e incluso no pudo controlar la rabia, el asco que sentía por ellos en su tono de voz.Y recordaba como más de una vez, apenas les habían dado dinero por la cantidad de moluscos que ella recogía, como si pretendían burlarse de ella, claro que, eso era lo que mejor se les daba.

Giro mi cabeza hacia la chica como si me hubiera ofendido con su ultima pregunta, aunque no es asi, claramente, solo que la pregunta me ha pillado muy por sorpresa. Estaba yo pensando en como es eso de que me presente a sus amigos. -Sus amigos... Tal vez sea algo pronto.. aunque no sé. Nunca se es pronto para tener amigos... y su hubiera un tiempo, para mi es algo tarde casi. Dieciseis años y ni un solo amigo... Salvo ella, aunque es un poco temprano para eso...Pero creo que merece la pena intentar ser su amiga. Intentarlo. Y lograrlo.
-¿En el Capitolio? ¿Yo? Jamas de los jamases... no pienso pisar ese lugar en mi vida... Es... es horrible... Solo hablar del Capitolio me pongo enferma... Saber que ahí hay tanta gente que tiene lo que tiene mientras en otros rincones de Panem hay gente que se muere de hambre... y que no hacen nada por remediarlo.. sino que encima se burlan de su sufrimiento, obligandoles a vivir con una agonía como son los juegos... Me hace sentir verdadera repulsión por ellos... añado casi con desprecio, lo cual me sorprende. Yo no soy así. No suelo hablar asi de las cosas, enfadada y de malos modos, pero lo que pasa con el Capitolio es demasiado fuerte y demasiado desagradable como para dejarlo pasar. Si aqui en el cuatro se crease una rebelión que tratase de alzarse contra el poder del Capitolio, sin duda Gabriel y yo estariamos en ella. Y nuestros padres, aunque no abiertamente, supongo. -¿Tu has estado alguna vez alli? tengo que reconocer que, pese a la repulsión que siento hacia la gente del Capitolio, las imagenes de la ciudad que aparecen en la tele me parecen increible. Increibles y aterradoras.

Al parecer la pregunta que le había hecho le había molestado un poco.¿O no? realmente ella no lo iba a saber del todo seguro.Se dejó caer quedándose sentada sobre la roca, cruzando las piernas.La verdad es que estaba un poco cansada, era un buen momento para aprovechar un buen descanso, además de momento no parecían tener otro plan.Quería quedarse ahí, hablando hasta que anocheciera y si fuera por ella no querría irse de allí, se estaba tan tranquila, escuchando como las fuertes olas del mar chocaban contra las rocas desafiando una guerra con ellas. Justo después comprendió que aquella chica tenía sus mismas ideas, que aquella pregunta le había servido para darse cuenta de que estaba tanto como en contra del capitolio como sus ideas y crueles juegos.

Era un alivio saber que alguien estaba de acuerdo con ella y que no tenía miedo de pensar eso en voz alta, eso lo admiraba, al parecer esa chica tenía mucha actitud y valentía, eso a Alice le gustaba.

-Yo lo tengo muy claro.Si hubiera una rebelión en contra del capitolio, me uniré a ella.Sea cual sea el resultado, pero lo tengo más que decidido.Digamos que mi único sueño ahora mismo es destruirlo hasta que no queden ni los cimientos y después marcharme lejos, muy lejos con las personas que quiero.- Ya está, lo había dicho.Era la primera vez que podía contar sus planes en voz alta, delante de una chica que a penas conocía pero que por alguna extraña razón, ya la consideraba su amiga: le caía bien y además tenía la misma idea, no encontraba ni una sola pega para no serlo.Si señor, estaba totalmente segura de que ellas dos congeniarían estupendamente.

-No se si eso responde a tu pregunta, no he estado allí.... pero espero que cuando se de la ocasión de pisar ese lugar, sea porque esté ardiendo, o chamuscado, entonces será cuando quiera pisarlo.¿Tú te unirías? Debo admitir que es un placer conocer a alguien que tiene las mismas ideas que yo.-Sonrió más tranquila, ¿quién le iba a decir que justo el día en el que la había conocido se iba a llevar tantas sorpresas juntas? además de buenas.Dejó justo a su lado su bolsa y la red con el pescado que había recogido a un lado, nadie se lo iba a llevar, así que no tenía miedo alguno en descansar un rato sus hombros, ya que empezaba a notarlos bastante cansados por el gran peso.-[colos=steelblue]Era una lástima no haberte conocido antes, pero un gusto haberlo hecho ahora.-[/color]

Me siento a su lado tras unos minutos, escuchandola. Desde luego yo tambien pienso así, como ella, pero pocas personas suelen mostrar sus intenciones tan abiertamente. -Es peligroso hablar de ello en voz alta... por lo menos en las calles... Aqui no creo que nos oigan.. pero si hubiera algun agente de la paz por aqui, acabariamos siendo la Avox de alguna familia adinerada en el Capitolio... La miro unos segundos y miro hacia ambos lados de la roca, como asegurandome de que no haya nadie cerca, aunque se de sobras que no hay nadie. Cob siempre viene conmigo y se queda por los alrededores, asegurandose de que no hay nadie. Lo que no entiendo es como no me ha advertido de Alice... Seguramente se haya distraido y esté ladrandole a las olas, intentando saltarlas y jugar con ella. -Pero sin duda... yo tambien pisaria el Capitolio cuando estuviera quemandose hasta los cimientos... Aunque siendote sincera, yo lo pisaria antes, para quemarlo... casi sin darme cuenta el reducido mi voz hasta que se ha convertido en un debil murmullo. -Sin duda me uniria a la resistencia... y mi hermano... No me importa que sea peligroso, no me importaria dar la vida y luchar por ello... pero no quiero que todo el mundo viva con miedo... Cada año es una tortura peor que la anterior asistir a la cosecha... Obligarnos a ver los juegos... Yo no estoy dispuesta a seguir viviendo asi... Aqui no, pero se que en distritos mas inferiores la gente se muere de hambre por las calles.... se muere de hambre, mientras en el Capitolio retozan entre comida como puercos vestidos con seda y enjoyados.... El mundo no es justo... pero podemos lograr que lo sea... me doy cuenta de cuanto estoy hablando. Creo que no habia hablado con nadie tanto como ahora... Pero ciertamente, es lo que siento. El mundo si era justo en realidad... pero el Capitolio no lo es. -Tú... ¿sabes como formar parte de la resistencia? bajo un poco más mi voz, acercandome incluso más a ella. -Llegan rumores de otros distritos... de que se planean levantamientos... Una rebelión por parte de la resistencia.. mi padre los oye en la pescaderia, o en los bares del puerto, gente de otros distritos que hablan entre cuchicheos sobre las revueltas...

Quiso echarse a reír, la verdad era que le había hecho incluso gracia el propio comentario que ella misma había hecho, antes de que su actual y nueva amiga le contestara.Aunque a veces se sentía la persona más torpe del mundo, cuando debía ser valiente en ocasiones no lo era y cuando no venía a cuento sacaba toda su rabia y decía todo lo que pensaba.Bueno, pero lo importante era que en ningún momento dejaba de ser una chica valiente, y siempre que estaba delante de sus amigos o su familia, si alguien intentaba ridiculizarles o dejarles en evidencia, ahí estaba ella para defenderlos, una de las mejores cosas de ella era que jamás se quedaría de brazos cruzados, no si antes pudiera ayudar.

-¿Pero no te suena realmente tentador? Piénsalo, a mi me encantaría gritarlo y que me escucharan y que esa gentuza intentara ponerme un dedo encima, se enterarían de quien soy. No les tengo ningún miedo, todo el mundo lo tiene alguna vez, lo admito que yo lo he tenido.-Hizo un suspiro y se levantó dando un salto, miró el mar una vez más: el lugar donde le encantaría escapar y vivir sin problemas, sin miedo, ser libre por una vez.Después se giró de nuevo hacia la chica y metió sus manos dentro de los bolsillos de sus cortos pantalones.-Pero jamás se lo tendré a ellos, es lo único que quieren, que seamos débiles a su lado, pues conmigo se pueden quedar esperando.Yo no pienso quedarme quita, lucharé hasta que ese lugar quede totalmente destruido, no me importaría dar la vida en el intento, hasta conseguirlo desde luego.-Parecía que acababa de dar todo un discurso.

Pero....¿Sería capaz de hacer todo lo que ahora mismo estaba diciendo? Enfrentarse al capitolio, unirse a una rebelión, demostrar lo valiente que podría llegar a ser sin demostrar miedo ni compasión ante ellos, desde luego que si, además lo estaba deseando que aquel día llegara.Aunque el único miedo que tenía y no le gustaba reconocerlo para no preocupar a sus seres querido, era que no soportaría ver como ellos sufrieran si todo aquello ocurriera, no podría soportar ver como ellos acabarían peor que otros.Pero ella siempre pensaba que no se debía demostrar vulnerable, y mucho menos una chica débil delante de nadie, si no..¿quién lo sería? Tantos discursos que decía ¿ para qué? entonces no servirían de nada, debía demostrar que ella era capaz de todo eso y de más, que era capaz de proteger y de pelear por todo aquello que era suyo, de defenderlo del principio hasta el final.-La verdad es que no lo se, pero me encantaría averiguarlo.Yo también he escuchado todos esos rumores..... y me encantaría que dejaran de serlo, que todos los distritos se unieran contra ellos. Estoy harta de mucho escuchar pero de poco hacer para solucionarlo, para poder exigir justicia de una vez por todas. -Su tono de voz esta vez sonaba impotente, lleno de rabia.

Asiento a sus palabras, observando como se levanta. Sin duda, por sus palabras, sé que es una persona fuerte, valiente y luchadora, decidida. Y me gusta conocer a una chica así. La mayoria de la gente es reservada y se calla, acepta las normas, las injusticias, porque tiene miedo a las consecuencias que acarrea hablar. Tienen miedo... El Capitolio es fuerte, y tiene muchas armas, mientras que nosotros no tenemos armas, solo somos un grupo de gente, masivo, pero aún así.. Solo hace falta un incentivo... Alguien que los guie... Cada vez hay más que estan dispuestos a luchar... pero el miedo es más poderoso que nada.. por eso estamos así cierro los ojos unos segundos, elevando la cabeza al cielo y mirando, mirando más allá del mar. -¿Crees que hay algo... más allá del mar? Una tierra diferente... donde vivan libres, sin soportar sacrificios humanos... comento tras unos segundos. Es una posibilidad que siempre me he planteado.. Que haya algo más allí.. -Un lugar donde vivir tranquilos... ¿Crees que es posible? recuerdo que, de pequeña, siempre me sentaba en el porche de casa, fantaseando con esa idea, con la idea de que alguien venga desde lejos y nos rescatase de esta mierda de mundo donde vivimos... Pero han pasado los años, y no ha venido nadie... Absolutamente nadie... -Acabaremos muertos de todos modos... Los Juegos.. la resistencia.. o permanecer callados y morir por dentro.. A veces para ganar, hay que arriesgar y luchar... y estoy dispuesta a arriesgarlo... pero unirse a la resistencia no es facil... Estan en todas partes y en ninguna... Pero los encontraré.. y lucharé junto a ellos... Creo que eso es lo que me ha mantenido con vida todos estos años... ese deseo de luchar por un mundo mejor, de poder ofrecerle a la gente una nueva vida... un mejor mundo...
No se cuando me pongo en pie, plantandome frente a la chica. -Si te unes a ellos o... llegas a tener contacto con ellos... ¿Me avisaras? Cuantos más seamos, más daño haremos... digo decidida, tendiendole la mano.

Tal vez en esta ocasión había hablado demasiado, más de la cuenta o tal vez no era la primera vez en mucho tiempo que podía decir lo que pensaba sin miedo a que le llamaran la atención o simplemente le dijeran que había perdido la cabeza por completo.Cada día ella se levantaba, salía a pescar o a vender los alimentos que conseguía, por otros, o al menos conseguir dinero.No había ningún día en el que sus planes cambiaran, solo por las tardes era cuando solía disfrutar unas horas para ver a sus amigos. ¿Algún lugar lejos de Panem, existiría de verdad? Alguna gran ciudad en el que los habitantes que vivan en él y sean libres, sin problemas, sin miedo a que jueguen con sus vidas, que los ridiculicen o vivan en el infierno en el que todos los habitantes de los distritos tenían que soportar.

-Estoy completamente segura de que si existe otro lugar, pero aun sigo sin comprender el porqué aun no se ha atrevido a venir nadie.Pero no dejo de creer, hasta ahora siempre ha sido mi mejor aliado.-Empezó a dar pequeñas pataditas a la gran roca que tenía debajo de sus pies.Siempre había sido una chica sensata, con las ideas claras, pero a veces parecía como si se le hubiera ido la cabeza por completo.Ella creía en cosas que el resto no se atrevería si quiera a pensar. Muchos pensaban ' Si nadie a venido a ayudarnos hasta ahora ¿ porqué tengo que creer en que existe alguien más ahí fuera?' Algún motivo tendría que haber, siempre había uno lo suficientemente sensato, sólo que había que ser capaz de comprenderlo.--Un delfín, si fuera un delfín saldría de aquí, me iría navegando sin ninguna preocupación de cual sería mi rumbo....-Se quedó mirando el mar, una vez más. Siempre había pensado que si se pudiera reencarnar en un animal o al menos pudiera ser alguno, sería eso: un delfín.

-¿Prefieres morir sabiendo que se están riendo de ti, humillándote de esa forma y arrebatándote el futuro, sabiendo que no tendrás ninguna posibilidad de salir con vida, o enfrentarte a ellos defendiendo y luchando por todo lo que quieres? Sólo así podrás tener dos opciones, salir victorioso o perdiendo, pero al menos habría peleado por mi libertad.-Justo en la roca donde estaba subida, había un pequeño banco de peces, lo bastantemente grandes como para alimentar a una familia por unos días.Cogió una de sus lanzas de pescar y la lanzó con fuerza, con rabia al agua, supo de inmediato que había conseguido atravesar un par de ellos con la punta afilada cuando vio en el agua una mancha roja: sangre. Dio un salto al agua y recogió los dos veces metiéndolos de nuevo en la red.Se quedó mirando de nuevo a la chica: aquello había sido una especie de advertencia de lo que era capaz de hacer, no sólo con animales, si no con cualquiera que intentara hacerle daño.-¡Eso es lo que quieren, que les tengamos miedo! ¿No ves que así ya se están relamiendo y disfrutando de la diversión? Yo no pienso rendirme, yo no.Pero si consigo investigar algo, o contactar con aquellos que quieren justicia, por supuesto que te avisaré, sería un alivio pensar que al menos no estaría sola en esto.-

En cuanto metió los peces dentro de la red, subió de nuevo a la roca dando un gran salto y asegurándose de que ya estaban muertos.Lo único que tenía que hacer ahora era quitarle las espinas y limpiarlos bien.[b]-¿Quieres uno?-Le dijo señalandole la red, que estaba prácticamente llena.

Niego con la cabeza tranquilamente, observando los ultimos peces que ha metido en la red. -Tranquila... tengo unos cuantos cazados por hoy... comento, pensativa. Sus palabras me hacen pensar mucho en todo lo que ha dicho, en todas las cosas que ha dicho. -No sé si hay alguien más allá... pero quiero seguir pensandolo... Aunque no sea cierto.... aunque no haya nada, absolutamente nada, más que agua... Pero es una esperanza que no quiero perder... aunque no sea real.... esa pequeña esperanza me hace no deprimirme... susurro abrazandome las piernas, pegando las rodillas al pecho. Un delfin. Ella seria un delfin.. -Si yo pudiera reencarnarme.... volveria a ser una humana... rio levemente, enredando mis dedos tranquilamente. -Para seguir luchando... Sin duda prefiero aguantar, resistir y luchar.... No me importa. Si tengo que morir joven, que es lo más probable que pase... pienso tristemente unos segundos en las posibilidades que tengo de ello. Este año aunque no me guste, mi nombre saldrá unas cuantas veces en la cosecha. Todas las papeletas de cada año más unas cuantas que he tenido que ir añadiendo estos ultimos años. He pedido unas cuantas teselas a cambio de medicamentos para mi madre, aunque no he querido decirselo porque entonces no los habria aceptado, con lo cabezota que es mi madre...- Prefiero morir luchando contra el Capitolio... demostrando que podemos... que somos valientes... Aunque yo no logre la victoria... pero podemos lograrla todos juntos.... me pongo de pie, observando el mar, amplio y gigante a mis pies. -Es imposible no tener miedo... todos tenemos miedo... Yo tengo miedo de ellos... de lo que puedan hacernos... de lo que puedan hacerle a mi familia... A mi hermana pequeña... Pero eso no hace que me vaya a rendir... al contrario, solo hace que tenga más ganas de luchar, por poder salvarles, por poderles ofrecer un mundo mejor en el que vivir... no solo a ellos, sino a todo el mundo... suspiro, enredando mis dedos entre el collar de conchas que pende de mi cuello, observando la red en el suelo, con los peces que manchan el suelo de sangre.