Inthepanemgames {FORO DE ÉLITE}

No entendía el por qué, hacía demasiado tiempo que no sabía de ellos. Creía que por fin les habían dejado en paz, que le habían dado espacio para que supiera lo que era gobernar un país sin estar en constante tensión por una guerra inminente. Desde el incidente con el distrito 13 le habían dejado en paz, ¿acaso era lo que querían? ¿Otro distrito hecho cenizas? No. Claro que no querían eso, querían quitarle el poder de Panem. Si, eso querían. Todos esos asquerosos y renegados, aquellos que se hacían llamar "rastreadores". Si, el presidente los tenía muy calados, sabía perfectamente que podrían dar un golpe de estado a la perfección. El presidente les había quitado sus tierras, les había expulsado de aquellas valiosas tierras pero, pero ellos se habían ido por su propia voluntad hacia lo poco que quedaba de Europa, o la como se llamaba ahora, Eutopía.

Jamás entendería el momento en que sus aliados en Eutopía le dijeron que aquellos rastreadores volvían a Panem. ¿Por qué? ¿Qué querían de Panem? ¿Sus tierras? Demasiado tarde, ya estaban diseñadas para albergar a gente... Esa gente, sí... El mayor secreto construido en Panem, mayor incluso que el secreto del Distrito 13. Aquellas zonas, a las cuáles se denominó "Tierras Salvajes", las cuáles estaban detrás de una gran montaña totalmente artificial construida por el Capitolio y que era totalmente impenetrable. El presidente le daba vueltas a todos aquellos asuntos. ¿Qué podía hacer ahora con los tributos? ¿Dónde les mandaría? Sí... Casi nadie lo sabía, solamente sus más allegados, ni siquiera lo sabían su mujer y su hija. Los tributos, aquellos que iban a morir a la Arena como castigo de sus antepasados revolucionarios... No iban a morir en verdad. Los verdaderos tributos estaban en unas cámaras totalmente protegidas en los Laboratorios del Edificio de Entrenamientos. ¿Quiénes eran entonces los tributos que se veían por la TV? ¿Eran obra de unos efectos especiales? Para nada, eran clones de los verdaderos tributos. Mismo cuerpo, mismo pensamiento, misma táctica, mismos recuerdos... Pero no eran ellos, estaban diseñados para que cuando un clon muriera en la Arena, el tributo original se despertara de ese coma inducido. ¿Qué ocurría después? Se los llevaban a las Tierras Salvajes donde podrían vivir una vida tranquila. Oh señor, el presidente no era esa clase de persona... No le gustaba matar a inocentes, niños que ni siquiera podían levantar una piedra.

Pero los rumores llegaban desde todas partes, el Distrito 13 se estaba volviendo a hacer fuerte... Si, aquel distrito que había amenazado al mismísimo Capitolio con volarlo en pedazos, tal y como el Capitolio hizo con la misma superficie del Distrito 13. Pero oh, el presidente sabía que más de doscientas personas habían logrado sobrevivir en las profundidades de la tierra que abarcaba el trece. Un pacto, el Capitolio le dejaba vivir en paz al trece y el distrito 13 les dejaba en paz a ellos. Llevaban un año cumpliendo ese pacto pero... ¿Aquel pacto también tendría consecuencias sobre lo que se escuchaba por la residencia del Presidente? ¿Aquel pacto se podría romper si el Distrito 13 se aliaba con los rastreadores? Sí, eso significaría levantar el hacha de guerra contra el Capitolio pero, el Presidente sabía que tendría las de perder contra ellos. El trece y sus cabezas nucleares junto con las tácticas de evasión de los rastreadores podrían fácilmente con la ligereza del sistema del Capitolio. ¿Qué harían los otros distritos? Les acababa de quitar a sus hijos, seguramente aprovecharían, si es que había, la rebelión para que no tuvieran que volver a los Juegos nunca más... ¿Qué era lo que había hecho mal? ¿Acaso tendría que haber dicho que sus hijos realmente no iban a morir? No, jamás le tomarían en serio. Sabía que cuando los tributos originales se despertaran, estos preguntarían por sus familias... ¿Cómo decirles que no las verían jamás y tendrían que estar separados de todo el mundo? Lo haría él en persona, a pesar de todo, tenía que dar la cara y explicarles todo. ¿Sus tributos serían sus nuevos aliados?

Los rastreadores estaban entrando en el distrito 13, se acababa de formar una gran alianza a espaldas del Capitolio. La presidenta del Distrito 13, la señora Rosmerta P. Skythr, sabía perfectamente que jamás debía romper el pacto con el Capitolio, por su gente, la poca gente que consiguió salir viva y tuvo la gran suerte de ese alto del fuego que el Capitolio les propuso. Pero Ghonan L. Rushmërt, el líder de los rastreadores, la intentaba convencer.

-¿Es que no lo ves Rosmerta? Juntos podríamos derrocar al Capitolio. ¿Acaso quieres que más gente muera en esos terribles Juegos? Ahora son solo veinticuatro vidas... ¿Cuántas serán dentro de cincuenta años?-preguntó Ghonan mientras trataba de relajar sus músculos al ver que la Presidenta del 13 no daba su brazo a torcer. -¿Qué ocurriría si el Capitolio de pronto dice que seguís vivos? ¿Qué pasaría si también os obligan a mandar a tributos de vuestro distrito?-volvió a atacar.
-Siento mucho todo esto Ghonan, hay un pacto con el Capitolio. Ellos nos dejan en paz, y nosotros no volamos su reluciente capital.-dijo Rosmerta totalmente segura. -Pero si eso llegara a pasar, daría la orden de soltar las cabezas nucleares. No tengo escrúpulos, y lo sabes Ghonan.-dijo mirándole fijamente.

Tras muchas horas de tratar de convencerse unos a otros se llegó a un pequeño, pero irrompible, acuerdo... Los rastreadores se podían quedar en el distrito 13 durante el tiempo que quisieran, pero tendrían que respetar las normas de este distrito y no mandar ataques verbales al Capitolio. Pues Rosmerta sabía que el Presidente de Panem sabía que ellos estaban en el trece. ¿Esperaría un ataque o atacaría ella primero? No, Rosmerta prefería hablar antes de actuar, era la mejor forma de tratar los problemas, como había hecho con Ghonan.

Lo mejor sería esperar a ver que pasaba, pero Rosmerta sabía que las intenciones de Ghonan iban más allá de sus antiguas tierras, iban dirigidas a hacerse con el control del Capitolio. Se aproximaba... La Cuarta Guerra Mundial y ella, ella estaba en medio de todo. ¿Hacia que bando ir? ¿Capitolio o con su viejo amigo Ghonan?

Difícil y sabia decisión tendrá que tomar Rosmerta, el futuro de Panem y sus habitantes, más los habitantes del distrito 13 y los rastreadores, estaba en sus manos. Todo el mundo estaba en sus manos... Eutopía también entraría en guerra, los demás "países" estaban demasiado poco avanzados como para entrar en guerra, estaban en una segunda edad de piedra.